El 2 de diciembre del
2010, cuando Joseph Blatter destapó el sobre que contenía el nombre del
organizador de la Copa del Mundo de Fútbol del 2022, no solo sacó la
tarjeta que decía Catar, por encima del derrotado Estados Unidos, sino
que abrió las puertas de lo que se convertiría en el infierno que,
cuatro años y medio después, lo llevó a presentar su renuncia, en medio
del escándalo gigante de corrupción de la Fifa y el deporte mundial.
Los millones de petrodólares por debajo de la
mesa, las lujosas fiestas, los regalos, los viajes en jets privados y
las invitaciones a lujosos hoteles en Doha hicieron parte del plan de
Catar para conquistar, a golpes de billetera, los votos necesarios entre
los más altos dirigentes de la rectora del fútbol mundial para ganar la
disputada sede.
Esos giros, así como los ostentosos obsequios,
habrían tocado no solo a dirigentes del fútbol africano, asiático,
centroamericanos y a miembros de la Fifa, sino a personajes de la
política europea. Las denuncias que se hicieron desde ese entonces se
convirtieron ahora en un tsunami con la investigación del Departamento
de Justicia estadounidense y el FBI.
El hombre que alimentó semejante red de
corrupción con sus millonarios sobornos para garantizar la sede es
Mohammed Bin Hammam, quien fue miembro del comité ejecutivo de la Fifa,
presidente de la Confederación de Asia y rival fallido de Blatter para
la presidencia de la Fifa en el 2011.
Sus millonarias operaciones salieron a la luz
pública cuando la prensa inglesa reveló correos electrónicos, faxes y
reuniones secretas de una colosal red de corrupción que tocó todos los
niveles para que se designara a Catar como sede.
Incluso, la prestigiosa y rigurosa revista
France Football afirmó que el mismísimo Michel Platini, el hoy
presidente de la Uefa y más duro crítico de Blatter y candidato natural a
sucederlo, fue convencido con “suculentos favores políticos y
económicos” tras una reunión sostenida con Bin Hamman y el por ese
entonces presidente de Francia, Nicolás Sarkozy. Catar habría pagado
15.000 millones de euros para asegurar ese voto, destinados a pedidos de
aviones de Airbus con sede en Francia, la compra del club París
Saint-Germain, la creación del canal Bein Deportes y la compra de los
derechos de TV de la Ligue 1. El poder del jeque Hamad Bin Khalifa
Al-Thani, emir de Catar, habría asegurado ese voto y la influencia para
convencer a la Uefa de su candidatura.
Jugadas de Blatter
Las revelaciones de la prensa, justo en época
electoral a la presidencia de la Fifa, desacreditaron al propio
organismo y a Blatter, quien sin embargo fue reelegido.
En lo que fue calificado de una “evidente
jugada política”, el comité ético de la Fifa ordenó la investigación a
Hammam, quien se lanzó a la presidencia de la Fifa. Blatter no quería
rivales, menos con el poder económico y de corrupción del catarí.
Tras una investigación interna de la Fifa,
Hamman fue expulsado de la entidad por corrupto y vetado de por vida de
toda participación en el fútbol.
Además ofreció las cabezas de Jack Warner y
Chuck Blazer, los más altos dirigentes de la Concacaf (Confederación de
Norte Centro América y El Caribe). Blazer, justamente, es el testigo
estrella que hoy tiene la Fiscalía de EE. UU.
El autogol de la Fifa
Aquel 2 de diciembre del 2010, cuando Catar le
ganó a Estados Unidos, 22 a 14 votos, la sede del Mundial del 2022,
Blatter se mostró sonriente y radiante. “Llevaremos el Mundial a nuevas
tierras”, dijo con euforia, quizá sin sospechar que las autoridades
estadounidenses, hasta ese momento silenciosas, terminarían por rastrear
cada movimiento.
Sin embargo, Blatter, aquel sagaz y curtido
dirigente, identificó rápidamente que el mundo miraba a Catar con
desconfianza, y, tras las revelaciones de prensa que seguían llenando
páginas en un escándalo similar al de hoy, el cual fue conocido como
‘CatarGate’, cambió su discurso.
Enfrentado a la presión de los indignados
países europeos –que además critican las inclementes condiciones
climáticas del verano Catarí (por encima de los 40 grados) y las
denuncias por explotación laboral a los obreros inmigrantes que trabajan
en las obras del Mundial–, llegó a reconocer que elegir a Catar “fue un
error”, en unas declaraciones que parecieron dichas para lavarse las
manos, y aseguró que él había votado por EE. UU.
A su vez, Blatter hizo que el exfiscal general
de Nueva York Michael J. García iniciara una investigación sobre
posibles comportamientos contra la ética de algunos de sus miembros en
las designaciones de los mundiales de Rusia-2018 y Catar-2022. Cuando la
Fifa recibió el informe, espantada, le restó importancia.
Sin embargo, García, esposo de una
investigadora del FBI, declaró, sorprendido, que había descubierto la
verdadera cara corrupta del fútbol y pidió la publicación completa de su
informe. “Los procesos de adjudicación se realizan de manera invisible y
silenciosa”. Esa fue la base de la actual investigación que llevó al
infierno a Blatter.
¿Peligra sede de Catar?
Ayer, Heide Blake, reportera del portal
estadounidense de noticias BuzzFeed, dijo que fuentes oficiales le
aseguraron que la Copa Mundial de Catar corre serio riesgo de no
realizarse y que los líderes del comité organizador catarí “han sido
advertidos de no poner un pie en los Estados Unidos”, por temor a ser
detenidos en lo que se considera el mayor soborno de la historia del
deporte.
La reportera agregó en su informe que “la
bomba de la dimisión de Blatter, el mayor defensor de la realización de
la Copa en ese país, deja a Catar expuesta a perder la sede y a que la
competencia se vaya a otro país” tras la avalancha de evidencia de que
oficiales de fútbol del más alto rango catarí, empezando por Hammam,
emprendieron una campaña millonaria de compra de apoyos para amañar la
votación a su favor”.
Ha sido todo un infierno el que han vivido la Fifa y Blatter, que están pagando un alto precio por Catar.
DEPORTES
Fuente: http://www.eltiempo.com/deportes/futbol/renuncia-de-blatter-en-catar-arranco-el-problema/15887638
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